viernes, 22 de agosto de 2008

El camino que elegiste.

Avanzas por aquel camino mirando a la gente que marcha a tu alrededor. Las mariposas juegan bajo el límpido cielo azul. Sobre las ramas de los árboles que crecen a ambos costados cantan decenas de palomas.
Al rato lo cruzan numerosas calles repletas de personas. La mayoría ingresa en ellas y se une a esos individuos. Vos en cambio seguís.
Se te acerca una mujer joven y comienza a hablarte amablemente. Luego te propone tomar por uno de esos atajos. Le decis que no y se aleja hasta que la perdes de vista.
Después unos muchachos te piden un cigarrillo, se ponen a conversar con vos y te invitan a tomar cerveza a un bar ubicado en una de esas calles. Como no aceptás se van solos.
Mas tarde ese camino se transforma en un pasillo con techo, luz eléctrica y piso alfombrado. El cual cuenta con numerosas puertas en sus paredes que te muestran distintos paisajes. En uno aparece un grupo de pescadores hablando en la orilla de un río. En otro unos fabricantes de ropa ofrecen sus productos en una exposición. Mas allá hay varios futbolistas entrenando en un estadio. Por ahí ingresan las pocas personas que quedaban. Vos no. No sabes por que razón no te animas a ir a ningun sitio ni unirte a nadie. Ahora estás solo.
Al rato ves como estas puertas son reemplazadas por ventanas.
Mas adelante descubrís que tampoco hay mas ventanas, que te hallas aislado en ese lugar.
En el techo se empiezan a formar telaarañas. La alfombra que cubría el piso desapareció. Las luces se vuelven cada vez mas escasas al tiempo que las paredes se van descascarando y llenando de hongos. Continuás la marcha.
De pronto desaparecen las pocas lámparas que había haciendo que la oscuridad fuera total. Sin embargo no te detenés.
Das unos pasos y una gota te cae en la cabeza. Sacas la linterna de tu mochila, la encendés y ves que ese pasilo se encuentra en un estado muy diferente al anterior. De las grietas que presenta el techo caen gotas de agua color marrón, como si vendrían de alguna cloaca cercana. Las paredes están tan destruidas que se observa el ladrillo. En el suelo las culebras y cucarachas van y vienen por todas partes.
A medida que avanzás notás como esas gotas caen cada vez con mayor intensidad llegando a formar charcos que irradian un olor nauseabundo. A los insectos que había se les sumaron las ratas y murciélagos.
Observas un resplandor. Ves que el ambiente está mas claro y caluroso. Guardás la linterna y te sacás el abrigo que llevabas puesto. A esta altura las gotas que caían se convirtieron en pequeños chorros y los charcos en un zanjón.
Mas adelante todo continúa empeorando. Al piso se le agregaron montañas de escombros. Las paredes están repletas de babosas. El techo cuenta con enormes agujeros que no te muestran mas que una intensa oscuridad. Como si habría otro ambiente igual de sombrío allí arriba.
Al rato ves que la luz se torna roja. El calor es infernal. Te quitás el resto de la ropa quedándote solamente en zapatillas y calzoncillos. Lo que no impide que tu cuerpo siga bañado en sudor. Del techo se desprenden gruesos cascotes, muchos de los cuales te golpean en la cabeza. La cantidad de insectos se multiplica a la vez que el agua se va acumulando entre los escombros llegándote casi a las rodillas. Pensas en retroceder y volver a ese lugar lleno de gente que estabas al comienzo pero ves que ya no podés. Atrás quedó todo inundado. Acelerás el paso.
Lego ese pasillo te lleva a una amplia galería. La cual se halla perfectamente seca e iluminada gracias a varias fogatas ubicadas en sus costados. El aire empieza a escasear. La sed invade tu garganta. Miras para todos lados y no encontras ninguna puerta. Lo que te hace suponer que no hay salida, que todo termina allí.
De pronto se mueve un bloque de cemento cubriendo la entrada por donde viniste sin que puedas hacer nada para impedirlo. Te das cuenta que quedaste encerrado. Pensas en todo lo que debiste atravesar para llegar a ese sitio. Te arrepentís de haber realizado ese estúpido recorrido, de no irte cuando veías que te quedabas solo. Te lamentás por no haber acompañado a esa mujer que te habló al principio o a esos chicos que te invitaron a tomar cerveza. Ahora ves que ya es tarde. Que no podés escapar y, seguramente, terminaras muriendo allí. Sentís una enorme inquietud al no saber los motivos por los que elegiste seguir todo el tiempo por ese camino. Es como que siempre preferiste estar dentro de él y aislarte de lo que ocurría afuera. Nunca te interesó ir a ningún lado ni unirte a las demás personas.
Al mirar nuevamente a los costados observás cosas horribles, como calaveras, cadáveres de animales llenos de gusanos. Bajás la vista. Descubrís que estas parado al lado de un enorme charco de sangre, lo que te provoca náuseas. Justo en el centro alcanzás a ver un agujero del tamaño de un ascensor. Corrés hacia él.
Cuando llegás se desvanecen todas tus ilusiones al comprobar que ese orificio no es mas que la boca de un conducto que desemboca en un inmenso río de lava ubicado unos metros mas abajo. Escuchás una risa. Mirás para arriba y ves que cerca del techo aparece colgado un cráneo. El cual cuenta con una larga cabellera gris y de su boca se desprenden varios tentáculos que empiezan a perseguirte. Intentas esquivarlos.
Al rato uno te atrapa, te lleva al interior de ese agujero y te arroja en el río de lava.

2 comentarios:

Gustavo dijo...

Hola soy Gustavo. Me invitaron a este blog. Disculpen las molestias. Onda que vi luz y entre jaja. Aca recien mande este cuento. Onda que lo escribi hace un par de años pero nadie lo vio. Me parece que no esta muy bien. Lo que no se si uno puede colgar aca cualquier cosa que se le ocurra o si tienen que estar bien redactados, corregidos, etc.
Un abrazo y que anden bien. Chau

Vero Meyer dijo...

Gustavo:Podés subir el cuento como quieras, corregido o sin corregir.Lo importante es que te guste, y la idea es compartirlo entre nosotros y ver si se puede mejorar.
Un beso